Estampa recordatorio de los 50 años de la Virgen del Pino como Patrona Principal de la Diócesis de Canarias. 1914-1964

Aprovechando que en estos días la Virgen del Pino se encuentra en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria para conmemorar su centenario como Patrona de la Diócesis de Canarias, publicamos esta estampa editada el año 1964 con motivo de las Bodas de Oro como Patrona Principal de la Diócesis de Canarias.  1914 – 1964.

Digitalizada por el Centro de Documentación de Patrimonio Intangible de Telde (CDOPIT), forma parte de la Colección de la Familia Suárez Hernández.

Estampa de la Virgen del Pino
Archivo Tyldet – Colección Familia Suárez Hernández

Las Ánimas reviven en Valleseco

Juan José Monzón Gil y sus alumnos del CEO Rey Juan Carlos I de Valleseco participaron dentro las XII Jornadas de Estudio sobre Folclore celebradas en La Pardilla el pasado 9 de mayo de 2014, presentando el proyecto que desarrollan en su centro con el nombre de Las Ánimas reviven en Valleseco.

Presentación del Proyecto

Muestra del trabajo realizado, acompañados de rancheros del Rancho de Ánimas de Valsequillo

Más información online en:

El culto a la muerte y los Ranchos de Ánimas en la sociedad tradicional de Gran Canaria

El pasado 8 de mayo de 2014, en el marco de la duodécima edición de las Jornadas de Estudio sobre Folclore de La Pardilla organizadas por la Asociación Cultural Tyldet, Francisco Suárez Moreno dio una conferencia bajo el título de «El culto a la muerte y los Ranchos de Ánimas en la sociedad tradicional de Gran Canaria».

Para ampliar la información se puede acceder a los siguientes documentos y web online:

           – Vídeo         – Audios

XII Jornadas de Estudio sobre Folclore – Jorge Vega Peña

Entre el 5 y el 9 de mayo de 2014 se celebró en La Pardilla la duodécima edición de las Jornadas de Estudio sobre Folclore, en esta ocasión dedicada al Folclore musical en torno a la muerte en Gran Canaria.

Cartel de las Jornadas. 2014
Cartel de las Jornadas. 2014

 

Rancho de Ánimas en La Pardilla

La principal motivación que nos ha llevado a dedicar esta edición al Folclore musical en torno a la muerte en Gran Canaria es que en La Pardilla antiguamente tuvimos un Rancho de Ánimas y actualmente todavía conservamos el topónimo de Las Ánimas, tierras que fueron propiedad de la Cofradía de las Ánimas de San Juan Bautista de Telde, según referencia de D. Pedro Hernández Benítez.

Sebastián Jiménez Sánchez, el 21 de diciembre de 1951 escribe en el diario “Falange” un artículo sobre los “Ranchos de Ánimas”. Y dice, que en los antiguos Ranchos de Ánimas, su ranchero mayor llevaba colgada sobre el pecho, o bien en la mano, la imagen en lámina o tabla pintada, del patrono del lugar. En otro momento del artículo refiere que ha visto dos de estas tablas que se conservan en el museo particular de su amigo D. Pedro Hernández Benítez, párroco de San Juan Bautista de Telde. Continúa diciendo que una de esas dos tablas tiene la pintura de la Virgen de Los Dolores, de la Soledad o de las Angustias, que correspondió a un antiguo “Rancho de Ánimas” de la localidad de La Pardilla. Según él, esta tabla era conducida procesionalmente no sólo en las salidas de los mentados ranchos, sino también en los momentos de zozobra o intranquilidad de los vecinos de La Pardilla y Bocabarranco de Telde ante lluvias torrenciales y crecidas del Barranco.

Esto lo escribe el año 51, pero el Rancho había desaparecido probablemente en los años 20. Hemos visto en el libro de cuentas de la parroquia iniciado en 1914 y que acaba en 1934, una última referencia al Rancho de Ánimas donde se recoge el día 3 de febrero de 1928, una entrega de 36,50 ptas., hecha por Andrés Velázquez, reunido con el Rancho de Ánimas el día anterior (día de La Candelaria). Y otra referencia del día 7 de enero de 1926, donde la misma persona entrega 52 ptas. como limosna reunida en el Rancho de las Ánimas.

 

El carnaval tradicional en el Tabaibal de Telde

En la sociedad tradicional, el carnaval marcaba el fin del invierno y el inicio de la primavera. Eran, asimismo, los últimos días de juerga antes del retiro cuaresmal. Hombres y mujeres se vestían con ropas viejas y usadas (sábanas, sacos, cachorros, manteles…), sus caras las tapaban con una talega blanca, a la que se le hacían cortes a la altura de los ojos, nariz y boca. También solían ocultar sus rostros con una media vieja, un velo o un trozo de tela con encajes  a modo de antifaz e iban a pedir de casa en casa. Las mascaritas pedían tortillas de carnaval, perritas  o un huevo para hacer tortillas.  Nadie les debía conocer y la tradición dictaba que estaba prohibido tratar de quitar la tela que cubría el rostro. Cuando  alguien intentaba “descubrir la máscara”, arremetía con un palo o con la cesta donde guardaban los presentes.  En muchas ocasiones se juntaba un número considerable de personas formando los denominados “ranchos de máscaras”.

Así pues, en El Tabaibal se perdía durante un tiempo las férreas reglas sociales; la mentira y los juegos se teñían de connotaciones sexuales y los engaños  se convertían en toda la realidad posible. La  gente, escondida tras las máscaras, tal vez no actuaba como otra, sino como ella misma.

Tradicionalmente el Carnaval era una fiesta importante del período invernal, se centralizaba en tres días destacados: “Domingo , Martes de Carnaval y Domingo de Piñata”. Algunos informantes señalan que el día de Santa Lucía comenzaban a degustar las tortillas de carnaval y acababan el día de San José, estableciéndose así  un periodo mucho más largo para la celebración del carnaval.

Las mascaritas, en su mayoría hombres, se reunían en parrandas de amigos con guitarras, timples, laúdes, violines… para “correr los carnavales” por los pueblos, “dando la quintada” a conocidos y desconocidos con la famosa frase de  “¿me conoces mascarita?”.

En el Carnaval de este año vamos a intentar recuperar «la vaca del carnaval”, que desapareció de las calles de La Pardilla hace mas de 60 años. Se trata de un hombre, que ataviado con pieles de vaca, cornamenta y varios cencerros atados al cintura, salía el lunes de carnaval y recorría los pagos del pueblo persiguiendo a los vecinos que se divertían con sus aspavientos. Los más pequeños se asustaban al verle la cara pintada de negro.

El Carnaval finalizaba con la celebración del «Domingo de Piñata», que consistía en celebrar un baile donde se ponía una piñata hecha con una talla de barro vieja  y rellena de pastillas y gofio.  Generalmente una mujer con los ojos vendados era la encargada de romperla, fueron muy afamados los Bailes de Piñata que se celebraban  en La Pardilla y en San Antonio.

Baile de Piñata, 2013. La Pardilla,Telde
Baile de Piñata, 2013. La Pardilla, Telde

Recuerdos de la Navidad en La Pardilla

CDOPIT

A mediados del siglo XX era conocida por todos la devoción que algunos de nuestros vecinos profesaban a estas fechas; podemos destacar a Esperanza Talavera, madre de la popular Esperancita, que durante muchos años fue la encargada de llevar a cabo la Representación de Los Pastores en el interior de la iglesia matriz de San Juan de Telde. Nosotros tuvimos acceso, mientras Esperancita vivía, a su libreta de apuntes.

Guillermito Santana, que vivió en Las Ánimas, lugar situado en la parte baja de nuestro pueblo, y que sirve para entender el porqué de este topónimo, era el encargado de salir en estas fechas con una “zambumbia” alegrando la navidad pardillera. Este acto se llevó a cabo hasta los años 20 del siglo XX.

Carmen Zacarías o Carmita Anselmo, estuvo durante muchos años preparando a los niños de su escuelita para que en nochebuena declamaran versos en el interior de la iglesia de San Isidro. Era asimismo la encargada de realizar un pintoresco belén del que disfrutaban mucho los más pequeños.

En Canarias aún podemos gozar de una variada y enriquecedora serie de actos tradicionales, que no cabe duda de que es un momento del ciclo del año donde confluyeron los ritos paganos y los cristianos.

Nosotros aún podemos degustar algunos de los productos navideños por excelencia, las truchas, los polvorones y almendrados que algunas casas de nuestro pueblo se esmeran en elaborar para que no caigan en el olvido.

Estas fiestas se han impregnado de individualismo, ahora las abundantes cenas y regalos, no nos permiten ver el verdadero origen de la navidad; la celebración colectiva de una de nuestras fiestas más arraigadas.

Pastorcillos de Carmita AnselmoPastorcillos de Carmita Anselmo. Años 50.  Foto: Suárez Robaina. Archivo CDOPIT

 

        

Volviendo al pasado por las imágenes en blanco y negro, sepia y color

por Jesús Ruiz Mesa

El martes 12 tuvo lugar en la sede del Círculo Cultural de Telde, del Molino del Conde, la inauguración de la exposición fotográfica “Una mirada a la infancia” que la Asociación Cultural Tyldet ha organizado gracias al trabajo de investigación y digitalización en el Centro de Documentación de Patrimonio Intangible de Telde (CDOPIT), ubicado en el núcleo teldense de La Pardilla. Un excelente trabajo de recuperación de la memoria colectiva por la imagen que, Fran Pérez miembro de la Asociación Tyldet, expone mediante proyecciones y vídeo, la necesidad que tenían de recuperar esas fotografías antiguas que todos guardamos en nuestras casas y que reflejan parte de la historia de nuestros antepasados y de la nuestra propia, conteniendo mucha información digna de ser puesta en valor y conocida por todos.

Delante de cada fotografía expuesta me viene a la memoria cuando revolviendo los cajones en busca de una antigua fotografía, vista de tarde en tarde, pululando del álbum a la mesa de trabajo, o de vuelta al cajón, sobre el archivador de papeles que diariamente tengo como borrador o escritos pendientes, en la duda de si la he guardado o aún está en posesión de algún familiar que la ha necesitado. La cuestión es que hallada la dichosa foto, la he observado, la de nuestra infancia, niñez, adolescencia, la de la escuela delante del mapa de aquella España aún con aromas de postguerra y necesidades, el globo terráqueo, siempre a la derecha de la estática imagen de la niña o niño escolarizado, o la de grupos de inquietos escolares entre los maestros y maestras nacionales, curas párrocos, las de los juegos en la calle con aquellos rudimentarios juguetes, el balón, la pelota, la piñata, el futbolín y no mucho más, primeras comuniones, ayudantes en talleres gremiales, etc.

Uno de los carteles expuestos en referencia al mensaje que transmite la exposición de una mirada a la infancia dice: “Para hablar de la infancia de nuestros abuelos debemos dejarnos llevar por la imaginación y por los “cuentos”, que ellos mismos han sido capaces de transmitirnos. Sabemos que esto supone un esfuerzo e incluso, en algunos casos, una sensación de repudio, asombro, tristeza y hasta negación de la realidad vivida: aún siendo un ejercicio duro y áspero, es la realidad de la época en que les tocó vivir.

Algunos de ellos, para referirse a su infancia lo hacen con “eso son los juguetes de la miseria” y nos dejan claro que no tuvieron “tierna infancia”, todo lo contrario, “penas, penas y más penas”. Para otros la realidad fue más dulce, pero sin llegar a tener excesos de ningún tipo, solo la austeridad acompañaba lo cotidiano. Con esta exposición queremos manifestar nuestro respeto a su legado y hacemos un viaje desde inicios del pasado siglo XX hasta la década de los sesenta. Hemos considerado conveniente dividir esta muestra en distintas áreas con el fin de dinamizar el recorrido. Una zona dedicada a los juegos y juguetes infantiles, otro rincón a la escuela, un tercer espacio se refiere a la religión en el mundo infantil y, por último, reservamos un lugar a los trabajos y mandados”.

Recuerdos en fotos que después de haber estado durante años durmiendo el sueño de los justos, aparecen en blanco y negro, como deben ser los sueños, que muchas veces quedan en nuestros recuerdos, otros quizás, creemos soñarlos en colores, pero ahí están, en ese rincón personal del almacén aún por descubrir, enredados entre los misterios más profundos que encierran los trillones de neuronas que nos hacen ser conscientes de volver a recordar esas imágenes, en un silencio de sorpresa, alegría, tristeza, añoranza, pena, recuerdos, e infinitas sensaciones que fluyen desde lo más profundo y desconocido de nuestra mente, observamos automáticamente y viajamos al pasado.

Cuando entre nuestras manos cae una imagen, esa imagen, la de la foto en blanco y negro, reteniendo sobre su superficie ajada el recuerdo de momentos que en su día importantes, fueron merecedores de perpetuar su vivencia, casi un lujo fuera de todo alcance el que alguien apareciera con aquellas cámaras y nos colocaran frente a sus objetivos para pasar a la posteridad, dieran testimonio del devenir de los tiempos.

El escritor y poeta teldense Julio Pérez Tejera recita un soneto de su producción literaria que titula NIÑO: Desde la luz te vienes por la vida/dejando tu inocencia entre las cosas/y allí, donde tus blancas manos posas/encuentras un sentido, una salida/Te veo, niño, andar, volar ligero/con un hálito nuevo a cada paso/tan grande como eres nunca, acaso/podrás volver a ser. Por eso quiero/dejarte esta canción junto a tu cuna/Conserva para siempre esta mirada/detenla en cada cosa: una a una/en eso eres maestro más que en nada/No dejes que te compren por la luna/tuya es la luz, la suya es reflejada.

Qué cantidad de mensajes encierran esas imágenes, las sepias, las de blanco y negro y posteriormente las de color, de las mejores épocas del despertar a la vida, la infancia, la inocencia, la ilusión, la esperanza inconsciente puesta en un futuro sin medida. Los que aún podemos contarlo y mirarnos en esos espejos del tiempo, somos los mismos con más años, con más lastre, con más penas y glorias, somos ese tiempo que nos deparó el destino y el qué, con un poco más de suerte, desde este lado de la vida nos podemos seguir mirando y recordando en ellas.

Enhorabuena a la Asociación Cultural Tyldet por este magnífico trabajo de documentación gráfica cuya exposición podrán visitar hasta el próximo 26 de noviembre, en horario de 19:00 a 21.00 hs. de lunes a viernes. Disfruten esta muestra que merece la pena. Muchas gracias.

Jesús Ruiz Mesa, colaborador cultural Telde y www.teldeactualidad.com. 13 de noviembre 2013

Reportaje fotográfico del mismo autor:

Telde en el Anuario Comercial de Canarias Orientales. 1914

«Telde

            Ciudad de 7.072 habitantes, con Ayuntamiento de 14.547, situada al este de la isla, a 13 kilómetros de Las Palmas y 115 metros sobre el nivel del mar, en la carretera del Sur.

Entrada de la ciudad de Telde en Gran Canaria
Entrada de la ciudad de Telde en Gran Canaria

            Tiene Estación telegráfica limitada y Estafeta de Correos fusionada a cargo de un oficial del cuerpo autorizada para valores, paquetes postales y giro postal.

            La población está dividida en los barrios de San Juan, San Gregorio y San Francisco, con varias fincas de recreo y bonitos jardines.

            Es cuna del ilustre patricio Don Fernando de León y Castillo y de los historiadores Marín de Cubas y don Gregorio Chil.

            Para el riego de las huertas y jardines y el abasto de la población tiene el agua del Chorro, y su hermosa vega está regada por el caudal de aguas del Heredamiento de la Vega Mayor y por la extraída de una multitud de pozos abiertos en varios sitios de la vega, que dan abundante cantidad de agua.

            La agricultura es floreciente, pues además de los frutos ordinarios, se exporta al extranjero, plátanos, patatas y tomates en cantidades considerables.

            La entrada a la población ofrece un espectáculo soberbio; y su fértil campiña, rica en variedad de productos, tales como trigo, maíz, legumbres, plátanos, patatas, tomates, cafés, frutas, vinos y las ricas naranjas de la Higuera Canaria, la hacen uno de los principales centros agrícolas y de exportación de la isla. Se cría mucho ganado vacuno, lanar y cabrío.

            A unos 8 kilómetros hacia el sur, se halla el Lazareto sucio de Gando, junto al magnífico, puerto de su nombre.

            Fiestas principales: San Juan Bautista, el 24 de junio; San Francisco, el 4 de octubre, y San Gregorio, el 17 de noviembre.

            Ferias: Todos los domingos en las plazas de San Gregorio y J. de León y Joven.»

 

Pérez, Alfredo S. y Enríquez Padrón, Rafael (1914): Anuario Comercial de Canarias Orientales. Tipografía del «Diario», Buenos Aires, 36.1914. Págs. 425-426.

La Pardilla. Colección Matías Navarro Artiles

La Pardilla. Colección Matías Navarro Artiles
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Matías Navarro Artiles fue párroco de San Isidro de La Pardilla – Telde desde 1962 hasta 1974. Aunque las obras habían comenzado algunos años antes, fue quien dio el mayor impulso al levantamiento de la actual iglesia. Recaudó fondos, entre otras cosas, con la venta de números que llevaban fotografías impresas principalmente de las fiestas y de los vecinos. Cada semana venían los números con una foto distinta, pensaba que las fotografías contribuían a crear mentalidad de pueblo.

Se trata de una colección formada por más de 200 fotografías donadas por el coleccionista y autor de la mayoría de ellas y otras personas que las conservaron circunstancialmente.

Las imágenes se irán añadiendo poco a poco con el fin en el que trabajamos desde el año 2000, la recuperación de la memoria colectiva a través de la fotografía y el mantenimiento de nuestro patrimonio.

Patricio Pérez Estupiñán

Un fotógrafo aficionado a principios del siglo XX en Telde

Patricio Pérez Estupiñán nace el 17 de marzo de 1887 en la villa de El Ingenio. Gracias al mecenazgo de una familia puede estudiar hasta los 17 años en el Seminario de la Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Son estos años de infancia y adolescencia los que forjan una personalidad de inquieta curiosidad por conocer y experimentar, de ahí su amor a la lectura. Más adelante formará una pequeña biblioteca con los libros donados por el farmacéutico Agustín Olózaga, y los que compra a veces incluso de segunda mano. Asimismo se suscribe a algunas revistas y periódicos que va coleccionando y encuaderna él mismo.

En 1904, para aumentar los ingresos de la familia,  se traslada a Telde y comienza a trabajar  en la farmacia de don Agustín Olózaga Martín, como mancebo de botica. Allí toma contacto no sólo con la formulación, presentación y dispensación propia  de medicamentos, sino con la realidad social que le toca vivir, adquiriendo en poco tiempo cierta madurez, gracias a los consejos y experiencia que recibe. Se afilia al Partido Republicano Federal de Franchy y Roca. En este periodo es cuando Patricio Pérez se acerca al mundo de la fotografía de la mano  del hijo del boticario, Antonio Olózaga Belaunde, quien le enseña el arte y la técnica de captar imágenes y que termina regalando su laboratorio de revelado.

Cuando cuenta con apenas veinte y dos años y, quizás debido a sus conocimientos de farmacia, realiza el Servicio Militar en el cuerpo de Sanidad. Antes había conocido en una boda en Las Palmas, de la que ambos fueron los padrinos, a Juana Moreno Ramos; se casan en la iglesia de Santo Domingo de Guzmán de Vegueta el  17 de enero 1911. Tiene el joven matrimonio nueve hijos, de los que tres fallecen al nacer.

Fue Patricio Pérez una persona de profundas convicciones sociales, defensor de la libertad, la justicia social y los derechos de los trabajadores.

En el año 1916 comienza a trabajar como practicante de Farmacia, en la Droguería de Don Vicente Lleó Benlliure, situada en el número 65 de la calle Mayor de Triana. Desde junio de 1929 y hasta su jubilación trabaja en el Juzgado Municipal de Telde.

Muere el 14 de abril de 1966 en la ciudad de Telde.