El carnaval tradicional en el Tabaibal de Telde

En la sociedad tradicional, el carnaval marcaba el fin del invierno y el inicio de la primavera. Eran, asimismo, los últimos días de juerga antes del retiro cuaresmal. Hombres y mujeres se vestían con ropas viejas y usadas (sábanas, sacos, cachorros, manteles…), sus caras las tapaban con una talega blanca, a la que se le hacían cortes a la altura de los ojos, nariz y boca. También solían ocultar sus rostros con una media vieja, un velo o un trozo de tela con encajes  a modo de antifaz e iban a pedir de casa en casa. Las mascaritas pedían tortillas de carnaval, perritas  o un huevo para hacer tortillas.  Nadie les debía conocer y la tradición dictaba que estaba prohibido tratar de quitar la tela que cubría el rostro. Cuando  alguien intentaba “descubrir la máscara”, arremetía con un palo o con la cesta donde guardaban los presentes.  En muchas ocasiones se juntaba un número considerable de personas formando los denominados “ranchos de máscaras”.

Así pues, en El Tabaibal se perdía durante un tiempo las férreas reglas sociales; la mentira y los juegos se teñían de connotaciones sexuales y los engaños  se convertían en toda la realidad posible. La  gente, escondida tras las máscaras, tal vez no actuaba como otra, sino como ella misma.

Tradicionalmente el Carnaval era una fiesta importante del período invernal, se centralizaba en tres días destacados: “Domingo , Martes de Carnaval y Domingo de Piñata”. Algunos informantes señalan que el día de Santa Lucía comenzaban a degustar las tortillas de carnaval y acababan el día de San José, estableciéndose así  un periodo mucho más largo para la celebración del carnaval.

Las mascaritas, en su mayoría hombres, se reunían en parrandas de amigos con guitarras, timples, laúdes, violines… para “correr los carnavales” por los pueblos, “dando la quintada” a conocidos y desconocidos con la famosa frase de  “¿me conoces mascarita?”.

En el Carnaval de este año vamos a intentar recuperar «la vaca del carnaval”, que desapareció de las calles de La Pardilla hace mas de 60 años. Se trata de un hombre, que ataviado con pieles de vaca, cornamenta y varios cencerros atados al cintura, salía el lunes de carnaval y recorría los pagos del pueblo persiguiendo a los vecinos que se divertían con sus aspavientos. Los más pequeños se asustaban al verle la cara pintada de negro.

El Carnaval finalizaba con la celebración del «Domingo de Piñata», que consistía en celebrar un baile donde se ponía una piñata hecha con una talla de barro vieja  y rellena de pastillas y gofio.  Generalmente una mujer con los ojos vendados era la encargada de romperla, fueron muy afamados los Bailes de Piñata que se celebraban  en La Pardilla y en San Antonio.

Baile de Piñata, 2013. La Pardilla,Telde
Baile de Piñata, 2013. La Pardilla, Telde

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